'Con faldas y a lo loco' (1959) - ¡Nadie es perfecto!

Una de mis primeras entradas en este blog trataba sobre esta película, en concreto sobre el control que tenían tanto Billy Wilder como I.A.L Diamond sobre el guión, y lo importante que era para ellos que en está película se respetasen y se marcasen pausas. Como ejemplo puse la escena de las maracas.

Como la ya nombrada escena me sabía a poco, he decidido volver a hablar de esta gran comedia y comentar nuevos aspectos que la convierten en una de mis películas favoritas.

'Con faldas y a lo loco' es una película en la que nada es lo que parece. Al principio, por ejemplo, vemos una persecución en la que disparan a un coche fúnebre, pero en este no hay ningún muerto, el ataúd está lleno de alcohol. Joe (Tony Curtis) y Jerry (Jack Lemmon) han sido testigos de un asesinato, tienen que huir, y para conseguirlo se disfrazarán de mujer y se unirán a una banda de música formada exclusivamente por mujeres. En esta banda conocerán a Sugar (Marilyn Monroe), ambos intentarán captar su atención. Pero lo dicho, nada es lo que parece.

Hay tres escenas de está película que me gustan mucho. Una de ellas es la de "las maracas" en la que Jerry le dice a Joe que se acaba de prometer con Osgood. Otra es la escena del tango, y la última es el gran final.

Mediante un montaje paralelo que hace que la escena gane comicidad vemos por un lado a Joe y a Sugar en el yate de Osgood; y por el otro a Jerry y a Osgood bailando un “apasionado” tango. Repito, nada es lo que parece. Primero, Joe disfrazado de millonario tiene la intención de seducir a Sugar, pero eso no es lo que ocurre exactamente; ya que es Sugar quién seduce a Joe. Pero lo que más me interesa es la otra parte, la de Jerry y Osgood. Mientras escuchamos una y otra vez “La comparsita” vemos a Jerry/Daphne controlando la situación, dirigiendo, pasándoselo de maravilla, empieza a sentir y sobre todo, se cree su personaje. 

La otra escena, la del final ya es conocida por todos. Es un final muy bueno, redondo, la frase se ocurrió a I.A.L Diamond, y aunque no les convencía demasiado decidieron probar suerte. Y la tuvieron.

En las películas de Wilder siempre podíamos ver a personajes imperfectos, ya que la vida es imperfecta. La frase final defiende esa idea. Me encanta está película, grabada en blanco y negro, llena de ironía y sarcasmo, con Jack Lemmon en una de sus mejores interpretaciones, y Tony Curtis formando una atractiva pareja con Marilyn Monroe. Nada más que añadir. Puede que se me haya olvidado algún detalle, pero… ¡nadie es perfecto!