jueves, 9 de mayo de 2013

'En la casa' (2012) - Manipulación narrativa

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Germain (Fabrice Luchini) es un profesor de literatura que está aburrido de leer y corregir las insulsas redacciones que le entregan sus alumnos. Pero la redacción de Claude (Ernst Umhauer), un misterioso alumno, revive el interés del desesperanzado profesor. En su redacción, Claude narra en primera persona la admiración que siente hacía la familia y el hogar de uno de sus compañeros de clase. Además, explica como “su personaje” tiene como objetivo entrar en esa casa y “formar parte” de ese hogar. La redacción termina con un sugerente “continuará”.

Germain anima y ayuda a Claude a seguir con su historia; quiere ayudar a desarrollar el potencial como escritor o narrador que tiene el estudiante. Lo que empieza como un simple ejercicio de clase, termina convirtiéndose en un ejercicio narrativo hipnótico, adictivo y manipulador.


François Ozon es el director de está ingeniosa película. Uno de los elementos más destacables es el juego entre la realidad y la ficción, y la disposición del espectador a dejarse manipular (o no) por parte de la narración. Los protagonistas de las redacciones de Claude son reales, Claude los convierte en los personajes de esta especie de “novela por entregas” que está escribiendo. Su narración parte de la realidad, pero Claude se encarga en “adornarla” y dramatizarla en los momentos adecuados, pecando de sentimentalismo fácil en alguna ocasión. Claude manipula a los personajes a su antojo, domina el arte de la palabra. El profesor, al igual que el espectador, pasa de sentir curiosidad, a la observación, y termina formando parte de la narración de Claude.

El espectador se sitúa en el lugar de Germain, y al igual que el profesor, se va implicando cada vez más en la perturbadora historia que narra Claude. De cierto modo, la “ficción” descrita por Claude se acaba convirtiendo en la realidad de ambos (de Claude y Germain). Las personas se convierten en personajes, la ficción se “fusiona” con la realidad. Al comienzo de la película la realidad y la ficción (o la narración de Claude) avanzan en paralelo; pero poco a poco esa distancia entre ambas se va acortando y se cruzan dando comienzo al “juego” narrativo.

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Claude disfruta escribiendo, imaginando vidas y creando historias; pero sobre todo le gusta observar y narrar, controlar la situación. Juega con los que le rodean, manipula todo a su gusto y libera sus deseos o frustraciones en sus redacciones, poniendo en un compromiso a aquel que las lee.

Germain tampoco puede evitar observar (el espectador tampoco). Se convierte en voyeur, disfruta observando, cruza la línea y pasa a formar parte de la historia. Germain es testigo y al mismo tiempo víctima de la manipulación del protagonista. Acaba obsesionado, atrapado, perdido en una historia, en una ficción, que él mismo ha ayudado a crear.

En mi opinión, hay una escena que muestra el cambio de actitud de Germain ante los textos de Claude. Es la escena en la que Germain va al cine con Jeanne (Kristin Scott Thomas), su mujer, en la que hablan sobre los textos de Claude. Mientras comen palomitas, ambos disfrutan del “espectáculo” o de la ficción que les está ofreciendo el joven. Claude les invita a observar una “pantalla”, una ventana; y tanto Germain como Jeanne, aceptan la invitación.

François Ozon habla sobre la narración, en una película que es “meta fílmica”. Germain, como profesor, le explica a Claude los principios básicos de una narración exitosa. Todo personaje tiene un objetivo y para conseguirlo tendrá que superar varios obstáculos. La teoría se llevará a la práctica. Claude aprenderá por el camino, recibirá consejos de su “mentor”, pero él será quién decida si hacer caso o no. Claude tendrá que decidir cuándo prescindir de la ayuda del profesor y que hacer con su personaje. 

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‘En la casa’ me ha gustado bastante. Desde el primer minuto me ha atrapado, “engañado” y sorprendido. No podemos dejar de pensar en que es lo siguiente que nos tiene preparado Claude, su siguiente “entrega”. La película tiene un buen ritmo, consigue mantener la atención durante todo el metraje y sabe cuándo dar “descanso” al espectador (con la trama secundaria de la galería de arte de la mujer de Germain).

Tanto el trabajo de Fabrice Luchini como Germian, y el de Ernst Umhauer como Claude son destacables. El primero logra mostrar la obsesión que le ha creado el texto de Claude, lo absorbe. El segundo, me ha parecido perfecto para el papel de joven escritor, inquietante y manipulador e interesante, que roza la locura. En general, una buena película inquietante, misteriosa y entretenida. Y aunque al final todo parece descontrolarse un poco, funciona bien ya que te implica en lo que cuenta. En la escena final, ¿queremos o no queremos seguir “observando”?

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